Viendo y escuchando los reclamos de dirigentes deportivos dominicanos, nos hemos dado cuenta, del abandono en que se encuentran nuestros atletas e instalaciones deportivas en el país caribeño.
Es innegable, que el gobierno nacional destina un presupuesto económico holgado al Ministerio de Deportes, pero, que aparentemente no está llegando a las escuelas, ligas, clubes, equipos y otras entidades ligadas a las diferentes disciplinas deportivas.
Dicha descripción, no solo crea descontento en la dirigencia deportiva nacional, origina la salida abrupta y a destiempo de infantes y jóvenes, que tras no recibir el apoyo requerido para practicar en los planteles educativos, equipos, ligas y clubes su disciplina deportiva favorita, optan por descarrilarse e inclinarse a transitar por el camino de vicios, drogas, prostitución, violencia y delincuencia.
Esos caminos solo conducen a la perdición total de nuestros activos más importantes, nuestros niños y jóvenes.
Y es que hace falta, actualizar y reorientar las inversiones económicas del Ministerio de Deportes y el Gobierno Dominicano, a fin de devolverle las esperanzas a nuestros atletas.
Si el gobierno y Ministerio de Deportes, desean que tengamos una niñez y juventud criolla sana y se desarrolle física y mentalmente, debe cambiar el método implementado hasta ahora, garantizando un apoyo real en utilerias y el remozamiento real de las instalaciones deportivas en las 32 provincias de República Dominicana.
En el presente comentario, agregamos, que los atletas de alto rendimiento que representan dignamente nuestro país, no son mendigos.
Son embajadores honoríficos, que ponen en la cima el país, cada vez que representan la patria.
En ese sentido, el gobierno y el Místerio de Deportes, deben de evitar que estos sigan viviendo en extrema pobreza.
Esos valiosos atletas, hombres y mujeres, deben ser beneficiarios de un vehículo, un apartamento y un salario prudente, que les permita cubrir todas sus necesidades.
Ellos lo dan todo por el país, poniendo en alto nuestra nación, el gobierno debe darles un poco, para estabilizar su calidad de vida.
Por Erick Estrella