Los Denver Nuggets son por fin campeones de la NBA. Les ha costado 47 años y han necesitado pescar y madurar por el camino a uno de los futuros mitos de la historia del baloncesto mundial para levantar el ansiado anillo. Yo, el equipo de Colorado puede sacar pecho y presumir del Larry O’Brien ante el mundo y su afición, un estallido de emociones brutal ante la consecución del título en un Ball Arena a rebosar. Con una ajustada victoria por 94-89, peleada hasta la última posesión en un quinto partido dominado por el juego bronco y las defensas, los locales lograron la sentencia y el 4-1 sobre unos Miami Heat tan insuficientes como meritorios del aplauso general a lo largo de la eliminatoria y los playoffs.
Jokic quien puso cordura y orden a una plantilla algo aturdida ante el peso de la historia. Con 28 puntos, 16 rebotes, 4 asistencias y un tapón (12-16 TC; 1-3 3P), terminó imponiendo la ley del más fuerte y puso el sello a otra campaña para el recuerdo a nivel colectivo e individual.