Acabado el Mundial, toca volver a poner el foco en la NBA. Aunque algunas franquicias continúan aún ultimando sus plantillas, estas están ya a grandes rasgos confeccionadas, lo que permite analizar cuáles han sido sus principales aciertos y errores en esta labor. En concreto, repasando el mejor y el peor contrato de los que tienen ahora mismo en vigor.
Como cada año, conviene destacar antes de empezar que no necesariamente vamos a estar hablando siempre de contratos excelentes y/o desastrosos. Hay franquicias sin contratos verdaderamente tóxicos en las que no queda más remedio que elegir a un jugador sin un contrato malo como tal, mientras que en otras puede ser difícil encontrar gangas en relación rendimiento/precio y habrá que tener otros factores en cuenta. Hablamos siempre en términos relativos, no absolutos.
Por último, no se han tenido en cuenta para los mejores a jugadores con contrato de rookie, pues en estos su salario viene fijado por la NBA y tiende a ser muy bajo. Todos convenimos en que, por ejemplo, LaMelo Ball es un jugador cuyo rendimiento está muy por encima de los 10,9 millones que va a cobrar, pero no podemos tener en cuenta esa cifra dado que viene preestablecida y los Hornets no han tenido que negociarla. Dicho esto, empezamos.
Atlanta Hawks
Mejor: Dejounte Murray. Sus 17,7 millones son un precio excelente para un base muy polivalente y capacitado para tapar muchos agujeros en el equipo. Su fichaje fue un gran movimiento por parte de la franquicia de Georgia, que seguramente tenga que rascarse el bolsillo el próximo verano para garantizar su continuidad.
Peor: Clint Capela. Cuando el suizo firmó la extensión de 45 millones en dos años que entra ahora en vigor, los Hawks venían de ser finalistas del Este y este parecía un proyecto muy prometedor que había que mantener. Dos años después, la perspectiva es otra, y aunque las cifras que se manejan actualmente hacen que un sueldo de 22,5 millones no sea tan alto como muchos seguimos teniendo en la cabeza, este es un contrato que deja más dudas ahora que cuando se firmó.
Boston Celtics
Mejor: Al Horford. Pasan los años y el dominicano sigue haciendo como que no. No viene de unos playoffs tan impresionantes como los de 2022, pero, salvo que su cuerpo decida de una vez aceptar la edad que tiene, contar con él por 10 millones anuales es un lujo para los de Massachusetts.
Peor: Kristaps Porzingis. Los Celtics se la han jugado, y lo cierto es que es seguramente muy temprano para colocar aquí un contrato cuya calidad dependerá de una pregunta: ¿Cuánto va a poder jugar Porzingis? Desde luego, Boston cree que mucho. Pero a su vez, es normal tener reservas con respecto a un hombre que convierte a Arjen Robben en el Hombre de Acero Inoxidable. Y a falta de contratos demasiado inflados (si alguno está pensando en la extensión de Jaylen Brown, todavía no ha entrado en vigor), se queda con esta posición.
Brooklyn Nets
Mejor: Nic Claxton. Reforzado tras un sensacional año en el que dio el salto y se consagró como uno de los mejores defensores interiores de la liga, cuesta no considerar una ganga los 8,8 millones que el francés recibirá este curso. Y que, si sigue con esta tendencia, crecerán notablemente cuando llegue el próximo verano y tenga la oportunidad de negociar un nuevo contrato como agente libre.
Peor: Ben Simmons. Como fan incondicional del Ben Simmons de los 76ers, esto me duele más a mí de lo que le duele a él, que seguramente sea muy poco. El australiano era uno de los mejores defensores perimetrales de la liga (si no el mejor), un pasador y distribuidor excelente, y un jugador con un gran poderío físico muy agresivo en sus internadas a canasta y absolutamente imparable en transición. Era. Durante el curso 22-23, aunque tuvo algún tramo decente, no fue ni la sombra de aquello. Y aunque ha dicho que se siente listo para volver a aquella versión, que sí valía los 37,9 millones de dólares que cobrará, habrá que verlo para creerlo.
Charlotte Hornets
Mejor: Terry Rozier. El base se ha ido confirmando como un anotador solvente en unos Hornets en los que, siendo justos, no hay mucho que destacar. Esta es aún una plantilla muy joven y con muchos jugadores en sus contratos de novato, limitando las opciones y convirtiéndole en el elegido casi por defecto.
Peor: Miles Bridges. Por una vez vamos a dejar de lado el tema deportivo y económico porque la situación lo merece. El mero hecho de que Bridges tenga un contrato en vigor es una mancha para los Charlotte Hornets, y la sanción tan laxa impuesta por la NBA hace a la liga cómplice. Sigamos.
Chicago Bulls
Mejor: Alex Caruso. Es posible que no haya habido una sola temporada en la que Alex Caruso no haya sido una ganga. En una liga con salarios cada vez más desorbitados, un jugador con sus capacidades defensivas y tan capaz de cambiar el ritmo de partido con su energía podría cobrar fácilmente más de los 9,4 millones que recibirá este curso.
Peor: Lonzo Ball. Es una verdadera pena poner a Lonzo aquí, porque, por capacidades baloncestísticas, tenerle en la plantilla por 20 millones de dólares al año es sin duda un buen negocio. Pero no juega desde 2021 y no volverá a hacerlo, como pronto, hasta 2024. En otras palabras, si tenemos en cuenta que ya está descartado para esta temporada, en sus tres primeros años de contrato habrá disputado 35 partidos de 286 posibles. Un 12,2%. Hay universitarios que llaman ‘miernes’ y ‘juernes’ a los miércoles y jueves con un mejor ratio de asistencia. Doloroso, pero no queda otra.
Cleveland Cavaliers
Mejor: Jarrett Allen. El pívot aterrizó en Cleveland prácticamente rebotado desde Brooklyn y no tardó en demostrar el poderío interior que puede aportar en labores defensivas y de rebote. Es cierto que, tras unos playoffs en los que los Knicks exhibieron las carencias ofensivas del equipo, han empezado a surgir voces que cuestionan su encaje junto a Evan Mobley, pero por ahora es un jugador que suma muchas cosas a este proyecto y al que es un lujo tener atado por 20 millones anuales hasta 2026.
Peor: George Niang. Seguramente el contrato menos malo de los que se incluyen en el artículo, pero es difícil mirar la plantilla de los Cavaliers y encontrar alguien a quien señalar. Más que por su salario de 8 millones, es el elegido principalmente por la duración del mismo, pues tres años pueden ser quizás excesivos para un hombre tan unidimensional y de fondo de armario como Niang, que fácilmente podría no encajar y quedar relegado a muy pocos minutos en pista. Pero, siendo justos, es difícil calificarlo como un mal acuerdo.
Detroit Pistons
Mejor: Joe Harris. La de los Pistons es una plantilla un tanto extraña, en el sentido de que ha acumulado muchas piezas pero todavía no parece tener del todo claro qué tipo de puzle quiere armar. La lesión de Cunningham a principios de la pasada liga regular les privó de la habría sido su primera temporada con cierto espíritu competitivo, de modo que siguen aún en una especie de fase de prueba en la que quieren ver qué encaja y qué no. Y en ese sentido, Joe tiene todo lo que les conviene en un periodo así: un potencial demostrado que intentar recuperar, y un contrato expiring que hace de esta una operación de cero riesgo si sale mal. Si por el contrario sale bien, Detroit habrá sacado casi de la nada a un tirador capaz de rozar el 50% de acierto en triples durante toda una temporada regular.
Peor: Marvin Bagley III. Los mismos argumentos usados para defender el contrato de Harris podrían aplicar para el de Bagley (salvo lo de ser expiring), pero lamentablemente el ex de los Kings empieza a ser un jugador al que es difícil tenerle fe. Marvin solo ha llegado a disputar 50 partidos en su temporada de rookie, es decir, la 18-19, y desde entonces ha sido un mar de dudas, de problemas, y de un potencial que se atisba pero que nunca cuaja. Siempre cabe la posibilidad de que por fin llegue su año, y los Pistons son una de esas franquicias que ahora mismo no tienen ningún problema en comerse un contrato así. Pero es quizás el que más chirría.
Indiana Pacers
Mejor: Bruce Brown. No sé si 22 millones anuales son muchos, la lógica dice que sí pero los pasados playoffs dicen que no. La cuestión es que en esta liga, o sobrepagas o tus refuerzos son Isaiah Thomas y Tristan Thompson. Indiana quería un jugador atlético, polivalente y de rol que ayude a crecer a un proyecto joven y prometedor. Tenía espacio salarial para darle el contrato de su vida. Y ha conseguido que el segundo año esté recogido como opción de equipo por si la cosa no sale bien. Pues ole.
Peor: Buddy Hield. Su situación, al igual que la de Myles Turner, es muy curiosa. Ambos parecían destinados a ser traspasados durante la temporada pasada, pero los Pacers se encontraron de repente con que eran un equipo que estaba peleando por entrar en postemporada hasta que Haliburton se lesionó y decidieron que no iban a debilitar su plantilla. Y aunque es una decisión comprensible, deja al bahameño en una situación extraña, sobre todo porque es el que más se solapa con jóvenes como Mathurin que a priori necesitan más minutos. Dicho esto, no es un mal contrato como tal y será agente libre en 2024, pero sí es quizás el acuerdo que menos encaja.
Miami Heat
Mejor: Caleb Martin. Sin duda, este habría sido el verano ideal para él para salir a la agencia libre. Tal vez no volvamos a verle jugar jamás al nivel que ofreció en los pasados playoffs, pero basta con que tenga otro mes como aquel para que sus 6,8 millones queden más que amortizados.
Peor: Kyle Lowry. El base sigue siendo un jugador muy inteligente y que es puro ímpetu y esfuerzo, pero hace un tiempo que no está para contratos tan masivos como el 85×3 que firmó en 2021. Miami podrá consolarse sabiendo que termina el próximo verano.
Milwaukee Bucks
Mejor: Khris Middleton. Viene de dejar muchas dudas tras pasarse gran parte de la temporada gestionando una lesión, pero precisamente eso ha permitido a Milwaukee sacar una renovación más generosa. El alero renunció a su player option de 40,4 millones para firmar un acuerdo menos lucrativo pero a más largo plazo, dando a los de Wisconsin algo más de oxígeno para terminar de apuntalar la plantilla.
Peor: Brook Lopez. Estaba claro que los Bucks iban a tener que rascarse el bolsillo para evitar que algún equipo con espacio salarial como los Rockets se lo llevase, pero pocos esperaban que el pívot lograse sacar un acuerdo de 48 millones en dos años, sobre todo dada su avanzada edad. Viene de una grandísima temporada y renovarlo fue seguramente la decisión correcta por parte de la gerencia, pero no quita que sea una cifra que sorprende bastante, más teniendo en cuenta las limitaciones del nuevo convenio colectivo.
New York Knicks
Mejor: Jalen Brunson. Si había dudas acerca de si habían sobrepagado a Brunson o no, quedaron despejadas muy pronto. Los Knicks vuelven a ser una franquicia importante, el Madison vuelve a celebrar triunfos en playoffs, y el optimismo ha vuelto a la Gran Manzana. De repente, 26,3 millones parecen pocos.
Peor: Evan Fournier. El francés aseguró cuando acabó la temporada 22-23 que no esperaba volver a Nueva York para el próximo curso, pero tiene un contrato tan intraspasable que ahí sigue. La franquicia sigue intentando darle salida, pero a estas alturas tal vez tengan que conformarse con saber que será agente libre el verano que viene. Los Knicks tiene una team option para la 24-25, pero si a cualquier aficionado le diesen a elegir entre recibir un disparo o ejercer dicha opción, seguramente apretarían ellos mismos el gatillo.
Orlando Magic
Mejor: Markelle Fultz. A fuego lento, pero parece que la apuesta ha sido saliendo bien en Orlando. Fultz viene de la que seguramente sea su mejor temporada, y está aún a tiempo de ir creciendo junto a resto de jóvenes del equipo y de terminar de ganar la consistencia que le permita mostrar su talento más a menudo. Los de Florida contarán con él por 17 millones, una cifra que ha demostrado ser capaz de dejar corta.
Peor: Jonathan Isaac. Como Lonzo, da pena tener que asignarle este puesto por motivos no relacionados puramente con su rendimiento, pero las dudas son demasiado grandes como para no hacerlo. Después de dos años y medio sin jugar un partido con los Magic, el ala-pívot hizo su esperada reaparición durante el curso pasado, pero tras 11 encuentros tuvo que volver a parar y poner el foco en esta próxima temporada. ¿Le veremos en ella en condiciones normales? Si es así, podrá borrar su puesto de la lista.
Philadelphia 76ers
Mejor: Patrick Beverley. Aun siendo denostado por muchos debido a su carácter, no puede negarse que hacerse con él por 3,2 millones de dólares es un gran logro por parte de los 76ers. Su llegada a los Bulls en febrero cambió de forma notable la dinámica defensiva del equipo, y ahora aspira a dar un impulso parecido a Philadelphia a cambio de un salario mínimo.
Peor: James Harden. Siendo justos, este puesto debería pertenecer a Tobias Harris, pero tras cuatro años cincelando su nombre en mármol como uno de los peores contratos de la liga, aprovechemos que es expiring para darle un respiro y centrarnos en La Barba. A priori, 35,6 millones por él no suenan mal tal como está el mercado actual, pero son las condiciones las que hacen de este un contrato peligroso. Harden se acogió a su player option solo para poder pedir el traspaso e ir a alguna franquicia a la que no podría ir como agente libre, creando un clima de tensiones que amenaza con llevarse al proyecto por delante. Desde luego, no es el ecosistema en el que a los 76ers les habría gustado renovarle.
Toronto Raptors
Mejor: OG Anunoby. En unos Raptors que no parecen tener un rumbo fijo, el británico se queda con este puesto por dos razones. La primera es la buena relación entre rendimiento y precio que presenta este contrato de 18,6 millones de dólares. La segunda, que precisamente por eso es uno de los activos más interesantes en caso de que la franquicia opte finalmente por reconstruir. Su nombre ya estuvo metido en mil rumores de traspaso durante el pasado curso, y no sería de extrañar que la historia se repita esta vez, pues puede dar a los suyos un acuerdo con el que rearmarse de cara a futuro.
Peor: Pascal Siakam. A falta de contratos malos de verdad en Toronto, acabo poniendo a Siakam aquí cada año por el mismo motivo: tiene un contrato de primera espada sin, en mi opinión, llegar a serlo. Y sin embargo, siempre hay un par de semanas de la temporada en las que pienso que me equivoqué y que sí que es ese tipo de jugador. Pero son eso, tramos. Los canadienses están ahora mismo en una situación interesante en la que parecen haber decidido que es hora de ir deshaciendo este proyecto, y ver qué hacen con el camerunés será din duda uno de los temas a seguir.
Washington Wizards
Mejor: Jordan Poole. Las tendencias de opinión son curiosas, y a veces dan la sensación de crear una narrativa paralela a la realidad. Porque sí, Poole no tuvo una buena temporada 22-23, pero a veces se habla de su baloncesto y de su futuro en términos despectivos con una facilidad que asusta. Sobre todo si tenemos en cuenta que en 2022 fue fundamental en el anillo de los Warriors (aunque sus recientes errores hayan hecho que muchos se olviden de ello) hasta el punto de que se hablaba de que había derrocado a Klay como el Splash Brother de Steph. Ahora está en Washington, en un equipo sin ninguna aspiración y al que no le supone ningún problema pagarle 32 millones al año para ver si vuelve a aquella versión. Porque los contratos también son eso, contexto. Y así como en unos Warriors cuya ventana se está cerrando no había sitio para él, en unos Wizards que tienen que empezar a construir desde cero es más que bienvenido.
Peor: Bradley Bea… Espera. La respuesta comodín ya no está y hay que buscar alternativas, pero precisamente porque los capitalinos están empezando a armar un proyecto de la nada, no hay prácticamente nada donde elegir. La plantilla está formada por jóvenes a los que probar, veteranos con los que intentar marcar una dirección y hombres que están ahí porque hay que respetar el mínimo salarial y en algo habrá que gastar el dinero. Y teniendo en cuenta que ninguno de esos contratos estorba en lo más mínimo, tendría poco sentido señalar a cualquiera de ellos.