Después de repasar los mejores y peores contratos de cada equipo del Este, toca mirar a la otra conferencia. Para quienes no hayan leído la primera parte, cabe recordar que quedan excluidos los jugadores con contratos fijados por la rookie scale, pues su salario viene determinado por la liga y es muy escaso para el peso que algunos de estos hombres tienen en sus equipos, lo que podría hacer que copasen la lista de mejores contratos. Dicho esto, vamos allá.
Dallas Mavericks
Mejor: Kyrie Irving. Elección controvertida, pero que gana coherencia cuando se piensa en la alternativa. Dallas se la jugó yendo a por Irving, e hizo una apuesta fuerte por un jugador cuya presencia para este próximo curso no estaba ni mucho menos garantizada. Y lo cierto es que su salida en la agencia libre podría haber dejado tan colgada a la franquicia, que el hecho de que continúe tiene que considerarse un éxito. Los Mavs respiran aliviados.
Peor: Kyrie Irving. Respiran aliviados… por ahora. Y es que con Kyrie nunca sabes. Su talento nadie lo discute. Es claramente el mejor compañero que Luka Doncic ha tenido nunca y perfectamente puede ser la pieza que, ahora que ha tenido más tiempo para encajar, permita al proyecto alcanzar todo su potencial. Pero su capacidad desestabilizadora tampoco la pone nadie en cuestión, y lo mismo en un par de meses tienes un lío en vestuario de los que no resuelven fácilmente. Por eso es el único jugador capaz de ocupar el mejor y el peor contrato a la vez. Porque las dos posibilidades coexisten hasta que abras la caja y veas si el gato está vivo o muerto.
Denver Nuggets
Mejor: Kentavious Caldwell-Pope. Con su excelente defensa exterior y su eficaz tiro de tres, el alero es uno de esos jugadores que no acaparan portadas pero que son fundamentales en equipos campeones como estos Nuggets. El rol de quinto hombre, el de ese jugador que redondea un quinteto titular y tapa todos sus huecos para que el resto puede brillar en lo suyo, es más importante de lo que normalmente se reconoce, y contar con alguien que lo ejerce tan bien por 14,7 millones es un buen negocio.
Peor: Michael Porter Jr. Cuando un equipo viene de quedar campeón todo se ve de otra manera y parece osado hablar de malos contratos. Y lo cierto es que el alero viene de hacer un gran año y de ser muy importante en playoffs por su capacidad para abrir espacios con su amenaza exterior pese a sus desacertadas Finales. Pero eso no quita que no haya terminado de llegar a las expectativas que se pusieron sobre él cuando firmó su extensión de 179 millones en cinco años.
Golden State Warriors
Mejor: Kevon Looney. Siempre ha parecido la pieza que sobra, la quinta pata de la mesa. Pero con sus 15,1 rebotes por partido en la serie ante los Kings y sus 10 capturas ofensivas en el Game 7, reivindicó su labor como tan importante como la de compañeros mucho más reconocidos. Tenerle a cambio de 7,5 millones es un lujo para los de San Francisco.
Peor: Klay Thompson. Este es un puesto que el escolta se disputa con Chris Paul, y lo cierto es que hay argumentos para colocar o salvar a cualquiera de los dos. Y la duración del acuerdo, que sería el criterio de desempate más sencillo, no ayuda (Klay será agente libre en 2024 y Paul no tiene garantizado para ese año). El elegido es el escolta porque, viniendo de los playoffs menos eficientes de su carrera (38,8% de acierto en tiros de campo), parece difícil que vaya a poder rendir a un nivel que se ajuste a sus 43,2 millones de dólares.
Houston Rockets
Mejor: Dillon Brooks. Si de algo se ha tachado al proyecto de Houston en los últimos años es de falta de hambre y gen competitivo. El talento está, pero nadie parece dispuesto a hacer nada con él ni a conducirlo a ningún sitio. Si el objetivo es revertir eso, es difícil incorporar una pieza mejor que Dillon. El ex de los Grizzlies llegaba denostado tras un mal año en Memphis, pero el Mundial le ha servido para reivindicarse antes de incorporarse a unos Rockets que pueden permitirse absorber su salario de 21,5 millones anuales y en los que deberá comandar la transición hacia un baloncesto más competitivo, y eso le vale para hacerse con este puesto. Eso y, siendo justos, el hecho de que entre tanto contrato de rookie tampoco había mucho donde elegir.
Peor: Fred VanVleet. No quería poner aquí a VanVleet. De verdad que no quería. Los texanos pueden permitirse pagarle los más de 40 millones anuales que va a recibir, su presencia les ayudará a empezar a mirar hacia arriba y enderezar el proyecto, y su tercer año está recogido como team option por si el contrato se vuelve un problema llegado el momento. Pero lo cierto es que en toda la plantilla solo hay dos jugadores cobrando más de 20 millones anuales y al otro ya lo hemos puesto en el mejor contrato, así que…
Los Angeles Clippers
Mejor: Russell Westbrook. Tras varios años ocupando el puesto de peor contrato con su anterior acuerdo, el base se ha librado del lastre que aquella enorme cifra le suponía. Sus pasados playoffs fueron la clase de reivindicación que tanto necesitaba, y ahora podrá tratar de volver a tener ese impacto a cambio de 3,8 millones.
Peor: El que juegue menos. Sobre el papel, no hay un pero que ponerle a esta construcción de plantilla. Dos superestrellas consagradas, varios jugadores de clase media con contratos cortos para no comprometerse a largo plazo si no funcionan, y veteranos con contratos pequeños para apuntalar. Pero a baloncesto se juega sobre el parqué y no sobre el papel, y lo cierto es que Kawhi Leonard y Paul George han tenido muchos problemas para pisarlo regularmente. Ese es el único motivo para poner en duda alguno de sus contratos, pero es un motivo que ha sido bastante recurrente en los últimos años. Así que a falta de una bola de cristal que nos diga cuánto va a jugar cada uno, vamos a dejarlo así.
Los Angeles Lakers
Mejor: Austin Reaves. Quizás nos estemos precipitando todos al saltar de cabeza al tren del hype del joven de los Lakers, pero tras sus últimos playoffs no puede no considerarse un éxito su renovación por 53 millones en 4 años. Otras franquicias le pusieron sobre la mesa ofertas mucho más suculentas, y desde luego todo apuntaba a que los angelinos iban a tener que rascarse el bolsillo mucho más.
Peor: D’Angelo Russell. Hay quien pondría aquí a Davis por sus continuos problemas físicos, pero ha quedado evidenciado que incluso con una pierna es un jugador imprescindible en este equipo y en los pasados playoffs dejó claro que la posibilidad de que se lesione es un riesgo que vale la pena asumir. El elegido pues es Russell, quien con sus 18 millones anuales no tiene tampoco un mal contrato, especialmente en comparación a los más de 30 que cobraba el año pasado, pero se hace extraño ver a un hombre que dejó tantísimas dudas en los últimos playoffs con el tercer salario más alto del equipo.
Memphis Grizzlies
Mejor: Marcus Smart. En un equipo que ya cuenta con Jaren Jackson Jr. en la pintura, añadir a Marcus Smart a la defensa perimetral suena como una combinación demoledora, y hacerlo a cambio de 18,6 millones suena mejor todavía. Es uno de esos jugadores que polariza pero al que todos los aficionados de su equipo aman por lo mucho que da sobre la cancha incluso en los días malos. Que pregunten si no en Boston.
Peor: Luke Kennard. Otro contrato que no es ni mucho menos desastroso en un equipo sin demasiados problemas de espacio. Pero puede chirriar un poco un salario de más de 14 millones en un jugador que cuando llegan los playoffs acaba quedando bastante relegado al segundo plano. En cualquier caso, de los contratos menos malos de la lista.
Minnesota Timberwolves
Mejor: Naz Reid. Su extensión a cambio de 42 millones en tres años justo antes de abriera la agencia libre, en la que podría haber aspirado a un contrato mayor, pilló por sorpresa a todo el mundo. Su eficiente aportación en un rol menor fue una de las noticias positivas para los de Mineápolis el año pasado, y será interesante ver si, con este nuevo contrato, intentan que tenga más presencia en una pintura bastante colapsada.
Peor: Rudy Gobert. Normalmente se habla de este contrato como peor de lo que es. Gobert es un jugador que ha demostrado tener un enorme impacto defensivo y ser capaz de sostener a un equipo entero gracias a su capacidad de intimidación bajo el aro. Pero su encaje en estos Timberwolves es raro, y no parece que esté en una plantilla que él pueda potenciar o que pueda potenciarle. Y es ahí cuando esos 41 millones anuales se vuelven una losa.
New Orleans Pelicans
Mejor: Jose Alvarado. Los Pelicans se lo sacaron de la nada y estuvieron lo suficientemente rápidos como para firmarle un contrato largo antes de que terminara de explotar de verdad. Que esté cobrando 1,8 millones al año suena difícil de creer.
Peor: C.J. McCollum. Esta es otra franquicia sin contratos genuinamente malos, pero siempre llama la atención ver que el jugador mejor pagado es la tercera espada del equipo. Los problemas físicos de Zion le hacían candidato, pero ver el nivel al que rindieron los Pelicans mientras estuvo sano el año pasado invita a seguir teniéndole fe.
Oklahoma City Thunder
Mejor: Luguentz Dort. Los Thunder son otro equipo con muchos jugadores jóvenes en el que no hay demasiados contratos para elegir, pero el del canadiense es sin duda un buen acuerdo para aportar defensa y competitividad al equipo a un precio más que asumible con las cifras que se manejan hoy en día.
Peor: Davis Bertans. Tal vez alguien le haya recuperado fe tras su Mundial, en el que sacó su tiro de tres a relucir, pero en la NBA lleva sin tener sitio prácticamente desde que firmó su contrato de 16 millones anuales y parece que así seguirá siendo. Por lo que sea, no lo imagino acogiéndose a su Early Termination Option del año que viene.
Phoenix Suns
Mejor: Eric Gordon. Tras varios años en el ostracismo de unos Rockets a la deriva, demostró en su paso por los Clippers que sigue capacitado para ser un anotador eficaz en el contexto adecuado. Con una plantilla tan cargada de salarios estelares, es un lujo para los de Arizona poder apuntalarla con hombres como él a cambio del mínimo.
Peor: Bradley Beal. La apuesta de los Suns puede salir muy bien, pero está claro que se la han jugado. Mucho. No solo han incorporado a un jugador que cobrará una media de 51,9 millones anuales hasta 2027 para que sea su tercera espada, sino que no han conseguido que renuncie a la cláusula anti traspaso que traía de los Wizards. De modo que si la cosa no sale perfecta, se puede venir un absoluto caos.
Portland Trail Blazers
Mejor: Matisse Thybulle. Es difícil valorar esta plantilla a falta de que Lillard salga traspasado y la veamos en su forma definitiva, pero conservar a Thybulle a cambio de 10,5 millones parece por ahora uno de los aciertos del verano de los de Oregón. Sigue siendo un jugador que no encaja en cualquier sistema y que necesita mejorar su contribución ofensiva, pero con unas capacidades defensivas extraordinarias que pueden sumar mucho a este joven proyecto.
Peor: Jerami Grant. No termina de estar del todo claro si los Blazers sabían que Damian Lillard iba a pedir el traspaso justo después de que acordaran con Grant la renovación de cinco años a cambio de 160 millones, pero tanto si es así como si no, este es un acuerdo no parece encajar demasiado bien en una plantilla que empezará a reconstruirse una vez que el base salga, y su duración lo hace difícilmente traspasable.
Sacramento Kings
Mejor: Malik Monk. El escolta ha caído como un guante en los Kings, donde ha demostrado que su rendimiento puede estar muy por encima de los 9,9 millones que va a recibir este año. Su capacidad para dar puntos a la segunda unidad y descansos de calidad a los titulares ha sido un valor muy apreciado tanto en el equipo como fuera de él, pues de hecho viene de terminar quinto en las votaciones a Mejor Sexto Hombre como prueba de su gran rendimiento.
Peor: Harrison Barnes. Sus 18 millones anuales están lejos de ser un salario desorbitado, pero tampoco lo es el de ninguno de sus compañeros y él es quizás la pieza más sustituible en el sistema de Mike Brown. En cualquier caso, no hay malos contratos como tal en la plantilla.
San Antonio Spurs
Mejor: Victor Wembanyana. Dije que no pondría rookies, ya lo sé, pero dejad que me explique. El francés no está aquí por su bajo salario o la relación rendimiento/sueldo de su contrato, sino simplemente porque ese contrato existe. Porque está en la plantilla. Y es que si los texanos hubiesen tenido mala suerte en la lotería del draft y hubiesen acabado varias posiciones más abajo, pensaríamos cosas muy distintas de este proyecto. La mera presencia de Wemby les da coherencia, les da un plan y les da futuro. Así que no puede no aparecer aquí.
Peor: Como ocurría en el artículo de ayer con los Wizards, determinar esta posición en plantillas tan en construcción es imposible. Porque para que un contrato sea malo, tiene de alguna manera que dificultar el desarrollo del proyecto o al menos molestar de alguna manera. Y cuando tu equipo tiene apenas algunos cimientos, es muy difícil encontrar algún contrato así entre jóvenes recién elegidos en el draft, veteranos con los que rellenar el cap y jugadores por los que apuestas sin muchas garantías. Así que me rindo.
Utah Jazz
Mejor: Lauri Markkanen. Tras su explosión como Jugador Más Mejorado del pasado curso, cuesta no considerar un chollo su contrato de 17,3 millones anuales. De hecho, su salto de calidad fue tal que se hace raro imaginar que en su momento fuera un jugador que dejara tantas dudas como para que su contrato de 2024-25 solo esté parcialmente garantizado.
Peor: John Collins. Los Hawks llevaban años queriendo quitarse su contrato de encima, mientras que los Jazz querían mejorar su posición y tenían espacio salarial, haciendo de este un acuerdo con mucho sentido. Aunque sus 25 millones de salario puedan parecer excesivos, tras el movimiento se convierte en uno de esos contratos que, al caer en el contexto salarial adecuado, deja de parecer tan malo como antes.
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