Algunos detractores de Larry Wainstein han intentado descalificarlo argumentando que posee propiedades. Pero tener propiedades no es pecado. Lo que sería cuestionable es tener propiedades mal habidas, producto de la corrupción, el amiguismo o el abuso del poder público. Y ese no es el caso de Larry.
Larry Wainstein ha construido su patrimonio con esfuerzo, visión empresarial y dedicación. En lugar de esconder su progreso, lo pone al servicio de la comunidad a través de obras, iniciativas sociales y presencia constante en los barrios donde más se necesita. ¿Por qué castigarlo por haber crecido? ¿Desde cuándo el éxito legítimo se volvió sospechoso?

Lo que molesta a muchos no es lo que Larry tiene, sino lo que representa: independencia económica, capacidad de decisión y una libertad que no depende de favores políticos. Esa es la verdadera amenaza para quienes han vivido del sistema.
Y lo más lamentable es que repiten viejas acusaciones ya usadas en campañas políticas pasadas y que nunca fueron ciertas. Toman al pueblo de Hudson County por estúpido, como si no recordara. Piensan que pueden manipularlo repitiendo una y otra vez los mismos ataques vacíos, utilizando recursos psicológicos para desgastar la verdad.

Pero esta vez no. Esta vez hay una familia entera caminando junto a él. Qué hermoso es ver una familia unida, presente, con una esposa y unos hijos que no solo apoyan, sino que trabajan activamente al lado de Larry. No desde la comodidad, sino desde el compromiso. Colaboran con él en esta carrera hacia el 10 de junio, con el objetivo firme de lograr una gestión distinta, que impulse nuevas leyes favorables al habitante común de Hudson County.

Cada vez que critican a Larry por su patrimonio, por su independencia o por su fortaleza, vale la pena preguntarse:
¿Lo hacen por ética? ¿O porque les incomoda que no puedan controlarlo?
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