Al paso de los años, las tradiciones de navidad han ido desapareciendo, lo que podría atribuirse a las alcaldías y gobernaciones de las 32 provincias de la República Dominicana.
Lo que veíamos hace tres décadas, se está esfumando. Me refiero a la integración colectiva de las familias de los barrios urbanos y comunidades rurales, que a la llegada del mes de diciembre, decoraban sus calles, creando el espíritu de la navidad con arbolitos, pesebres y camellos, utilizando objetos desechables, tales cómo latas y plásticos, que mediante su reciclaje, les daban a sus entornos un ambiente de originalidad, que alegraba la vista de los visitantes.
Aquellos escenarios eran frecuentados por miles de personas de interior del país, los habitantes de sus propias provincias y el exterior, para hacer videos y tomarse fotos. Éstas hermosas tradiciones, que deben mantenerse, no han sido ponderadas por las alcaldías y las gobernaciones provinciales, entidades que deben promover las buenas costumbres y velar por la permanencia de nuestras tradiciones.
Nuestra sugerencia, es que se creen premios para los barrios y comunidades mejor decorados en los municipios de las provincias, a fin de levantar el entusiasmo de las familias, y no dejar morir ésta hermosa tradición, que nos trae nostalgia y alegría con la llegada de la navidad.
Rescatar ésta tradición, que la era tecnológica nos quiere arrebatar, será un logro de las autoridades municipales y provinciales del país.
Hay dinero para todo, menos para invertir en el rescate de tradiciones, que están desapareciendo por la inobservancia, de quienes deben ser vigilantes permanentes y garantes de que éstas vayan siendo traspasadas de generación en generación.