Aunque la gestión financiera del París Saint Germain (PSG) corre a cargo del fondo soberano de Qatar desde 2011, su manejo administrativo continúa siendo un desastre, pues el despilfarrro de millones de dólares que cada año le inyectan al plantel contrasta con sus logros deportivos, los cuales no superan la conquista de títulos locales pese a la gran cantidad de estrellas que militan en el club.
Sin lograr trascender fuera de casa, el conjunto parisino es sólo un capicho de los jeques quienes recientemente le demostraron al mundo su poderoso músculo financiero al retener a la joya del fútbol francés Kylian Mbappé acosta no sólo de reventar su presupuesto financiero sino incluso de presentar un millonario deficit que se traduce en cerca de 370 millones de euros de pérdidas para esta temporada.
De acuerdo con información revelada por el diario L’Équipe, el capricho de retener a Mbappé y los elevados salarios que les paga a Neymar, Messi y Sergio Ramos no sólo dilapido el presupuesto asignado para esta temporada sino que hizo necesaria una sutanciosa inyección de capital proveniente de Qatar para sostener al proyecto futbolístico. Sin embargo, todo esto le implica a la institución ajustar sus cuentas durante las próximas tres temporadas, pues de lo contrario será sancionado por la UEFA.
Lo escandaloso del presupuesto de funcionamiento del PSG es que superó los mil millones de euros, esto en gran medida por los 600 millones que representa la permanencia de Mbappé en el club.
No obstante, sus directivos confían que al cerrar la temporada el equipo habrá obtenido 800 millones de euros en ingresos, una cantidad que suena bastante decorosa, pero no convincente entre lo que se invierte con lo que se obtiene.
De esta manera, los directivos del PSG tendrán la obligación de responderle a sus aficionados ya no sólo arrasando con el Título y la Copa del fútbol francés, sino con la Champions League, pero además fuera de la cancha deberán reducir su masa salarial progresivamente y no superar el 70% de los ingresos en 2025, lo cual realmente luce complicado para una institución acostumbrada a presumir que cuenta en sus filas con los cracks más caros del momento.