Kevin Love tiene una relación extraña con los playoffs de la NBA. Dada su falta de éxito en su etapa en Minnesota y su decisión de permanecer en Cleveland tras la salida de LeBron, es un jugador que, pese a su prestigiosa carrera, solo ha disputado las eliminatorias en cinco ocasiones a lo largo de sus 15 temporadas en la liga. Eso sí, cada vez que ha llegado, lo ha hecho para ser campeón de conferencia.
Y es que, tras la victoria de los Heat en Boston en el Game 7, el ala-pívot puede presumir de haber llegado a las Finales en las cinco ocasiones en las que ha puesto un pie el postemporada. Y aunque nunca lo ha hecho siendo la pieza más importante de su equipo, sí ha tenido casi siempre un cierto peso en el éxito colectivo.
La única excepción la encontramos quizás en su debut en unos playoffs de la NBA. En 2015, Kevin sufrió una lesión durante el cuarto partido de la primera ronda que le impidió acompañar a los suyos durante el resto de las eliminatorias, lo que hizo que su presencia en dichas Finales merezca un asterisco. No obstante, solo un año después pudo sacarse aquella espina, pues aunque las de 2016 no fueron precisamente unas Finales en las que rindiera a un gran nivel, le permitieron hacerse con su primer y hasta la fecha único anillo de campeón.
Como miembro de aquellos Cavs alcanzaría dos Finales más, y aunque es cierto que en aquella época ser compañero de LeBron era garantía de ello, Kevin tuvo apariciones importantes en los complicados playoffs de 2018 en los que James recibía con los brazos abiertos cada miligramo de ayuda que pudiese recibir. El ala-pívot fue un jugador bastante cuestionado durante aquella etapa, pero, aun con si irregularidad, fue una parte importante en aquella última intentona.
Y ahora, cinco años después, ha firmado el 5/5 con la clasificación para las Finales más improbable y menos previsible de su carrera. Y aunque su rol en estos Heat es ya bastante menor, su capacidad para adaptarse a él le ha convertido en una pieza de valor. Sigue siendo un jugador hábil forzando faltas en ataque, capaz de castigar los espacios desde el triple, letal con sus pases largos en transición. Sobre todo ante Milwaukee y Nueva York, firmó varias noches notables en las que contribuyó muy positivamente al rendimiento de Miami, hasta el punto de que uno empieza a preguntarse si este idilio con las Finales se debe simplemente a estar en el momento adecuado en el lugar adecuado o si de verdad su presencia tiene algo que ver con que esos momentos y lugares resulten los adecuados.