Comencemos por prestar atención a lo que nos dice Marcos en su Evangelio, (6: 53-56) donde nos relata que todos querían ser tocados por Jesús. Sanaba a los Enfermos, curaba las heridas del Cuerpo y del Alma. Todos querían tocar a Jesús, pues pensaban que con tan sólo tocar el Ruedo de su Túnica, quedarían curados.
Y es que la Fe lo hace todo posible. Pero pensemos, cuántas veces queremos Tocar a Jesús y no lo hacemos por Temor, por Soberbia, por nuestros egoísmos. Pero peor aún, cuántas veces ha querido Jesús tocarnos, acariciar nuestras heridas para sanarlas, y no lo dejamos que actúe. Cuando El viene y se acerca, lo empujamos, lo despreciamos, lo ignoramos.
El Modernismo y La Tecnología, nos atraen mucho más que el Amor de Dios, y que las cosas espirituales. Pero, y porqué no dejarnos tocar por el Santo de Dios? El todo lo puede por la Gracia del Padre de Los Cielos.
¿Porqué no tocar a Cristo Jesús en los más necesitados? Jesús hace los Milagros, pero hay que dejarse tocar por El. Jesús transforma, perdona, purifica el Alma y revive la Conciencia. No sana el Corazón, sino que lo hace de nuevo a los que quieren entrar en el suyo.
Seamos Sabios, vamos tras El, buscando tocarlo en La Eucaristía, en La Confesión, en el Perdón. Corramos a El para que nos cure en el Silencio de su Sagrario, y desaparecerán todos nuestros males. Toquemos a Jesús en los que tienen hambre. En los desamparados y sobre todo en los que han perdido la Fe.
Dejémonos querer y tocar por Jesús, quien sigue agonizando para darnos un Nuevo Corazón, que lata con el suyo. Demos algo más por aquel que lo dio todo por Nosotros.
Divina Castillo.